
Los vientos del sur empezaban a soplar con mayor fuerza en la selva boliviana. Las palmeras se sacudían y con ello las palomas cruzaban de un lado a otro la plaza 24 de setiembre. Estaba anocheciendo y el cielo me regalaba las primeras estrellas visuales del atardecer en Santa Cruz de la Sierra. La plazuela era de regular tamaño y como era día de feria,estaba lleno de artesanos de todo Bolivia. Entre la gran mayoría destacaba un uruguayo grafitero que vendía dibujos hecho con erosol. El charrúa ponía un cd de música electrónica y los cruceños lo rodeaban para apreciar su arte. Creo que para ellos era algo nuevo. Yo estaba cansado de ver esa actuación en muchos lugares de Lima. Compré un vaso lleno de café con leche descremada a un vendedor de traje pintoresco y luego me puse a mirar a un tipo con zancos que vendía globos. Era admirable como los niños se le acercaban y con una rapidez inflaba, conversaba y vendía. Saqué mi cámara y empeze a disparar. En la banca de madera con adornos de fierro verde en la que estaba sentado, se acercó a descansar una madre joven con su hermosa niña de año y medio aproximadamente. No me pude resistir y le hize varias fotos a Nicol. Noté que la bebé miraba atentamente mis movimientos y sobre todo el flash que salía y alumbraba su tierno rostro. Su mami de origen paraguayo me pidió que se las enviara al correo electrónico. Creo que para Nicolcita el color del cielo, las palomas y el vendedor de globos pasaba inadvertido...
Hasta mañana.

No hay comentarios:
Publicar un comentario