
Ese dia el mar estaba mas sereno que nunca. Aumentaba el unísono del eco cuando me sumergia y luego sacaba la cabeza del agua. Me chorreaba sobre los ojos y la boca. El sabor salado me abrió el apetito yendome a comer lo clásico pero nunca negado ceviche. La tarde era precisa para apreciar el cielo y toda la gama de colores.Espectáculo diario que a no todos les encanta observar lo que la naturaleza regala. Las minutos pasaban y la oscuridad era opacada por una luna muy bella y llena de energía. Los locos del balneario,(al menos pude notar)observaban esa gigantesca bola que parece ser de nieve. Mujeres adultas fueron las que mas levantaban sus miradas hacia el firmamento, en ese momento comprendi porque las féminas son mas místicas. Logre tomar fotografias para la posteridad y me refugie en el hospedaje para despues salir hacia el malecón. Previo duchazo, posterior descanso. Las horas pasaron y miraba a la gente comprar champagne y vino, de derecha a izquierda , otros con algunas fuentes en brazos. Me imaginaba cerdos, pollos o algo mas rico. De pronto escucho un sonido que sale de la tierra hacia el cielo... plooooooom !!! luego otro y otro , asi sucesivamente.... el niño corre donde su padre y le da un fuerte abrazo.
La madre besa al tipo de bigotes, no se si sera su esposo, y una sarta de cohetecillos es reventado cerca a mi lado. Me doy cuenta que estaba recibiendo el año nuevo 2004. Esa noche, bebí solitariamente por única vez en mi vida una botella de vino. Había viajado de Lima con la única intencion de ver el mar. Contacto que vengo arrastrando de algunos años atras, espero que se me pase pronto. De madrugada y confundido en entre tantas caras nuevas me encontré con dos amigos. También dejaron la capital urbana para hacer lo mismo que yo. Pensaba que estaba volviendome loco... je. Con ellos salté varias canciones. Recuerdo el tema"lamento boliviano" porque en esa rola manché la camisa blanca de un pata. Ni cuenta se dió. Creyó que habia sudado. No sabía que al traspirar impregnamos alcohol. Esa noche no se si fué el trago o mi locura. Camine por el malecón, dejandome llevar por el sonido de las aguas. Quise tirarme al agua y cuando me había sacado los zapatos, una mano fria me cogió del brazo. Discutimos porque no dejaba cometer mi capricho, y asi poco a poco me devolví con el bullicio de la música y de la gente. Recuerdo que a mis amigos les pregunté quien era la chica que no me había dejado entrar al agua. Me ignoraron. Amaneció y nunca supe quien fue la extraña mujer. Eso hizo que meditara ¿que hubiera pasado si me mojaba estando embriagado? ¿hubiera muerto? ¿quien era esa mujer? la verdad que nunca supe quien fué. Mucho menos mis migos, creyeron que había soñado. Realmente existió porque tenia el pantalon húmedo en la playa de San Bartolo. Desde ese día le tengo misterio a las histórias de pescadores... Hasta la próxima.

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