viernes, 1 de febrero de 2008

REO DE NOCTURNIDAD

Era de madrugada. La poca luz que percibía me daba la sensación de que estaba atrapado. Parecía que huía de algo. El camino me parecía largo. Cruzaba apoyando mi mano izquierda sobre el muro de piedras. Todo era silencio. Podía percibir claramente el silbido del viento. No quise entender porque me había echado a rodar por la noche. Mi sangre estaba mezclada con vino tinto. Y recuerdo que no quería que ese silencio termine. Mucho menos que se me apage la luz del todo. Creo que sólo pretendía sentir el magnetismo de las piedras. En la mañana había oído hablar de eso a una anciana. Los sentidos los tenía super sensibles. Fué esa sensación extraña de sentirse enganchado por una alucinación. Me iba directo al hotel con la certeza de que todo esto fué alguna vez un imperio, el Tahuantinsuyo. Caminaba pensando en sus misterios y con la poca luz que percibía. Hasta mas tarde...

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